ORIGEN DE LA VIDA
La generación espontánea de la
vida fue una teoría autorizada y desautorizada consecutivamente en varias
ocasiones entre 1668 y 1862, año éste último en que se disipó la incógnita. En
1668 el médico italiano Francesco Redi demostró que las larvas de mosca de las
carnes en descomposición se producían a causa de puestas previas, y no
espontáneamente por la propia carne. La generación espontánea quedaba en parte
desautorizada (no exenta de polémica) a pesar del arraigo que esa teoría tenía
en la historia de la biología.
La polémica sobre la
generación espontánea se avivó aún más cuando en 1677 Antoni Van Leeuwenhoek,
un fabricante de microscopios y pionero en descubrimientos sobre los protozoos,
desautorizó de nuevo la antigua teoría cuando experimentó sobre microorganismos
sólo visibles al microscopio, ante la aparente constatación de que estos seres
aparecían espontáneamente en los alimentos en descomposición. Demostró que las
pulgas y gorgojos no surgían espontáneamente a partir de granos de trigo y
avena, sino que se desarrollaban a partir de diminutos huevos.
Tuvieron que transcurrir cien
años para que en 1768 el fisiólogo italiano Lázaro Spallanzani (uno de los
fundadores de la biología experimental) demostrase la inexistencia de
generación espontánea. Hirviendo un caldo que contenía microorganismos en un
recipiente de vidrio, y cerrándolo después herméticamente para evitar la entrada
de aire, el líquido se mantuvo claro y estéril. Los inmovilistas de esa época
no dieron validez al experimento, a pesar de su rotundidad, y expusieron como
argumento que se había alterado el aire del interior del recipiente por efecto
del calor, eliminando los principios creadores de la vida.
El problema seguía sin
resolverse definitivamente en la segunda mitad del siglo XIX, hasta que el
biólogo francés Louis Pasteur se propuso emprender una serie de experimentos
para solventar la cuestión de la procedencia de esos microorganismos que, en
apariencia, se generaban espontáneamente. En 1862 Pasteur llegó a la conclusión
de que los gérmenes penetraban en las sustancias procedentes de su entorno.
Ese descubrimiento dio lugar a
un debate feroz con el biólogo francés Félix Pouchet, y más tarde con el
respetado bacteriólogo inglés Henry Bastion; éste último mantenía que la
generación espontánea podía darse en condiciones apropiadas. Una comisión de la
Academia de Ciencias aceptó oficialmente en 1864 los resultados de Pasteur, a
pesar de ello los debates duraron hasta bien entrada la década de 1870.
En la actualidad, la base de
referencia de la teoría evolutiva del origen de la vida se debe al bioquímico
soviético Alexandr Ivánovich Oparin, aunque el británico John Burdon Sanderson
Haldane sostuvo una idea similar. Oparin postuló en 1924 que las moléculas
orgánicas habían podido evolucionar reuniéndose para formar sistemas que fueron
haciéndose cada vez más complejos, quedando sometidos a las leyes de la
evolución. Según esta teoría, los océanos contenían en sus orígenes gran
cantidad de compuestos orgánicos disueltos. En un proceso que requirió mucho
tiempo, esas moléculas se fueron agrupando en otras mayores y éstas a su vez en
complejos temporales. Alguno de esos complejos se convirtió en un protobionte
tras adquirir una serie de propiedades, por las cuales podía aislarse e
introducir en su interior ciertas moléculas que le rodeaban y liberar otras.
Las funciones metabólicas, la reproducción y el crecimiento habrían aparecido
después de que el protobionte adquiriera la capacidad de absorber e incorporar
las moléculas a su estructura, para finalmente conseguir separar porciones de
sí mismo con iguales características.
La teoría de Oparin fue
experimentada con validez por Stanley Miller en 1953, como parte de su tesis
doctoral dirigida por H. Urey; consiguiendo obtener compuestos orgánicos
complejos después de reproducir las condiciones primitivas del planeta en un
aparato diseñado al efecto. Miller creó un dispositivo, en el cual la mezcla de
gases que imitan la atmósfera primitiva, es sometida a la acción de descargas
eléctricas, dentro de un circuito cerrado en el que hervía agua y se condensaba
repetidas veces. Se producían así moléculas orgánicas sencillas, y a partir de
ellas otras más complejas, como aminoácidos, ácidos orgánicos y nucleótidos.
Una condición indispensable
para la evolución de la vida a partir de materia orgánica no viva, era la
existencia de una atmósfera terrestre carente de oxígeno libre. En opinión de Haldane,
que sostenía esa idea, durante el proceso biogenético los compuestos orgánicos
no podrían ser estables en una atmósfera oxidante (con O2); serían
los organismos fotosintéticos los que posteriormente producirían el O2
atmosférico actual.
En resumen, la vida surgió en
unas condiciones ambientales muy distintas a las actuales, las de la Tierra
primitiva, a partir de moléculas orgánicas que no competían con ningún otro
organismo vivo. Mediante la intervención de la selección natural se habrían ido
diversificando hasta los actuales organismos.
En el siguiente link puedes
descargar los mapas conceptuales del origen de la vida.
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